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Un proceso en 2 pasos

Para llevar a cabo el saneamiento mediante el ozono, generalmente se requiere un proceso de dos pasos. Las superficies se limpian y las biopelículas se eliminan con agua caliente o un limpiador. Luego, el ozono acuoso se usa para desinfectar la superficie y destruir todas las bacterias, virus, hongos y esporas. No es necesario aplicar ninguna otra fase de limpieza tras el uso de ozono. De hecho, no es necesario ni siquiera enjuagar, puesto que el ozono no dejará residuos en la superficie. Esto, además de ser más efectivo, reduce el tiempo de limpieza, evita la corrosión de los materiales y logra un ahorro de gasto de agua.

El ozono se puede emplear a lo largo del día durante el procesamiento. Y dado que no hay peligro de dañar los productos, ante la ausencia de químicos nocivos y agresivos, el generador de ozono puede usarse tranquilamente para desinfectar los equipos, a medida que estos están en uso. Por lo tanto, el tiempo de inactividad se reduce, permitiendo que en la empresa puedan establecerse más horas de producción.