La ola de calor que asola la península ibérica, plantando un intenso verano antes de tiempo, es el tipo de clima cambiante y descontrolado que puede afectar enormemente a algunos tipos de cultivo. Y es en estos casos en los que el oídio se afianza en la vid. Ya habíamos hablado del Oidio en el pasado, pero ¿de qué se trata?

El oídio afecta a los viñedos

El oídio de la vid es una enfermedad provocada por un hongo que inverna en las yemas, en los sarmientos, en las hojas, e incluso en la corteza de las cepas. Al oídio se le conoce también por otros nombres según la región geográfica, como ceniza, cenicilla, cendrada, cendrosa, polvillo, polvo, sendreta, malura, blanqueta, roya, oidi, oidium…

Con la acción impulsada por un generador de ozono, logramos el método más eficaz para combatir este hongo. Que será especialmente efectivo en meses anormalmente cálidos, que es cuando el oídio más prolifera y se fortaleza, por lo que es una solución fiable para proteger a este tipo de cultivos.

Los síntomas

El oídio está preparado para atacar a cualquier parte verde de la vid.

En las hojas: Los síntomas pueden aparecer tanto en el envés como en el haz, en ambos casos suele observarse un polvillo blanco ceniciento, que puede limitarse a algunas zonas, o incluso ocupar toda la superficie de la hoja.

Brotes y sarmientos: los síntomas se manifiestan por manchas difusas de color verde oscuro, que van creciendo y que pasan a tonos más oscuros al avanzar la vegetación, que, según aumenta la lignificación de la viña pueden verse negruzcos.

Racimos: al principio se detecta por cierto polvillo que recubre todo el grano. De hecho, los daños más importantes se encuentran en los racimos, puesto que el hongo del oídio detiene el crecimiento de la piel del grano, por lo que es suele provocar que se agriete, produciendo unos daños directos en la cantidad y calidad de la cosecha.