El ozono, también conocido como O3, se genera en la naturaleza como un gas azulado o incoloro caracterizado por el olor fresco y limpio en el aire que queda después de una tormenta eléctrica. Cuando el oxígeno (O2) y la electricidad interactúan, se crea ozono, y es por esa razón que podemos oler a ozono alrededor de las fotocopiadoras, de motores eléctricos o durante la soldadura por arco.

Los niveles naturales varían de 0.01 ppm a 0.15 ppm y pueden alcanzar concentraciones más altas en áreas urbanas. El ozono es un gas inestable y reacciona fácilmente con sustancias orgánicas. Se desinfecta mediante la interacción con las membranas microbianas y las enzimas metabólicas desnaturalizantes.

Una desinfección efectiva a la carta

El ozono también atacará las biopelículas microbianas, degradándolas como lo haría con cualquier otro polisacárido. Al liberar su potencial oxidante, el ozono vuelve al oxígeno del cual se había generado. El uso de ozono no deja residuos químicos y tiene una vida media de 10 a 20 minutos bajo temperatura ambiente. Esto significa que se genera eléctricamente según la demanda y no puede almacenarse para ser aplicado a posteriori.

El ozono se genera gracias a la irradiación de una corriente de aire con luz ultravioleta a una longitud de onda de 185 nm, o al pasar aire seco u oxígeno a través de un generador de descarga en corona. También conocido como «generador de ozono».

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